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El Boston Terrier

Esta raza de perros de origen norteamericano se caracteriza por su mirada melancólica y sus ejemplares reciben el nombre de “gentleman americano”, ya que las marcas blancas que exhiben en su piel se asemejan a las de un esmoquin. Equilibrados y afectuosos, estos canes, cuya expresión es seria pero que a su vez desarrollan un comportamiento juguetón y alegre, conforman la raza que alcanzó mayor popularidad en Estados Unidos de 1929 a 1935.

Su pequeño tamaño, el hecho de que desprenda cariño a raudales y el que su educación no presente a priori ningún problema, lo convierte en el perrito ideal para la mayoría de familias. Si algo hay que destacar de este can es su elevado nivel de sociabilidad, lo bien que se porta y el extremo apego que muestra a los suyos.

El Boston terrier es una mascota alegre, sociable y, sobre todo, muy elegante. Una ventaja de esta raza es que está recomendada tanto para dueños que ya cuentan con experiencia en el cuidado y adiestramiento de perros como para propietarios novatos.

Se les llamó “cabeza redonda”, “cabeza de bala” y hasta “Bull terrier”, si bien esta última denominación no fue del agrado de los dueños de los auténticos Bull terrier, por lo que hubo de cambiárseles el nombre, que en la década de 1890 pasó a ser Boston terrier.

Con una altura a la cruz de unos 30 centímetros y un peso que oscila entre los 7 y los 9 kilos, el cuerpo del Boston terrier es corto, de estructura cuadrada y compacto. Esto se traduce en que su longitud es la misma que la de su altura a la cruz. Sus patas son elegantes, como todo él, y fuertes para su tamaño. Su cola es de inserción baja, corta y delgada.

Su cabeza es corta y cuadrada, bien proporcionada en relación al resto del cuerpo. Su expresión, aparte de melancolía, denota una extraordinaria inteligencia. Su trufa es negra y ancha, presentando un surco notablemente definido entre sus fosas nasales.