Si tu gato es cariñoso, juguetón y muy amigable, pero de un día para otro esto cambio, y se vuelve un gato agresivo puede ser otra señal, si el gato no quiere que lo toques, acaricies y estés cerca es otro motivo que se encuentra mal, incomodo o con fiebre.

Los gatos son animales muy limpios, ellos mismos se bañan, si el gato deja de bañarse solito, o sea de lamerse, también es otro indicador de fiebre o enfermedad, ellos son muy aseados, les gusta siempre esta limpios, se podría decir que sería una de las actitudes principales para detectar que un gato tienen algún malestar.

Si tiene los ojos irritados, y es un gato muy activo, peor lo ves que pasa durmiendo, y esa energía que siempre ha tenido no está, puede ser otra señal, los gatos ronronean cuando están felices, pero también lo hacen cuando están enfermos, cuando lo hacen cerca de tuyo es por felicidad, pero si se esconden y lo escuchas ronronear puede ser por dolos o fiebre.

 

 

Los dos aspectos a valorar y que nos dan señal si un gato tiene fiebre es el físico, y el carácter, por ejemplo, si tu gato es callado y pocas veces maúlla, y de un día para otro esto cambia, es uno de los primeros síntomas que dicen que tu gato podría tener fiebre, pero también puede pasar al revés, si es muy maullador y un día o en muchos no lo hace también puede ser otro síntoma.

Los gatos por lo general tienen un comportamiento muy habitual, pero ellos cuando se enferman cambian su forma de actuar muy drásticamente, la temperatura de su cuerpo sube mucho, y se decaen mucho, por eso si tu gato cambia mucho de humor, es importante poner atención, porque muchas veces puede ser fiebre y no te das cuenta.

La temperatura corporal de los gatos es más alta que la de las personas: entre 38,5-39,5 °C, aunque puede variar de un individuo a otro y por otros factores. Por ejemplo, tumbarse al sol o cerca de un radiador puede hacer que momentáneamente aumente la temperatura corporal de un gato perfectamente sano.

La única forma de comprobar si nuestro gato tiene fiebre es tomar la temperatura rectal con un termómetro. Si preguntamos a nuestro veterinario por el tipo de termómetro más adecuado y cómo usarlo, podemos hacerlo nosotros mismos en caso de sospecha.