No queremos perros deprimidos
El perro es el mejor amigo del hombre y es nuestro compañero fiel, cuando nos percatamos que algo le pasa a nuestra mascota es importante ir descartando opciones, ver que es lo que podría tener, los animales no solo se enferman con asuntos físicos, sino que también con estados de ánimo, no queremos perros deprimidos, estemos alerta para detectar cualquier sufrimiento de nuestro amado amigo.
Muchas dolencias que afectan a un perro enfermo pueden volverlo inactivo e inactivo. Si sospechas que tu perro triste podría estar enfermo, debes llevarlo al veterinario cuanto antes y contarle como se está comportando y qué cambios has visto en tu perro, así tu veterinario podrá descartar cualquier enfermedad.
Algunos síntomas son: Falta de apetito, actitud triste, apatía, sueño excesivo, se esconde, falta de juego, inactividad, poca afectividad y cambio de comportamiento. No olvides que la tristeza puede aparecer por la aparición de una enfermedad por lo que será recomendable una visión experta que nos aconseje y nos guíe.
Con simple actos podemos ayudarlos a salir de la tristeza, préstale la atención necesaria y observa cuidadosamente su conducta, establece contacto con él para que no se sienta rechazado o abandonado, dedícale un tiempo diario para que sepa que él es tan importante para ti como tú lo eres para él, mantén su actividad a través de juegos o paseos, ordénate para que él pueda tener un orden.
Al igual que las personas, los perros son susceptibles a sufrir depresión. Por ese motivo si somos conocedores del comportamiento habitual de nuestro perro, será fácil identificar la tristeza. No obstante, si hemos adoptado a un perro recientemente podemos no saber si realmente está deprimido o es un comportamiento habitual en él.
También motívalo con juguetes que pueden servirle de compañía durante tu ausencia y al irte déjale la radio o música encendida e intenta no dejarlo demasiado tiempo en soledad.
Los cambios importantes en la vida de tu perro, pueden ser mil cosas, por ejemplo, una mudanza de casa, irse a vivir a otro lugar, o la llegada de un niño u otra mascota a casa cuando tu perro estaba acostumbrado a vivir sólo también pueden afectar a su estado emocional.