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Conozcamos las enfermedades frecuentes en los gatos

 

Siempre hablamos de las enfermedades más comunes de los perros ya que son las mascotas más comunes y queridas por la mayoría de personas, pero los gatos no se quedan atrás, cada vez son más las personas que quieren tener por mascota un gato y no saben mucho sobre los cuidados o de las enfermedades que ellos padecen.

Por ejemplo, los gatos sufren mucho de alergias, pueden tener alergia a muchas cosas, las más comunes son como a las plantas, polen, hongos, perfumes, productos de limpieza, humo de tabaco, a las picaduras de pulga, a algunos alimentos e incluso humanos. Tenemos que saber cómo identificarlo, por eso te contamos algunos de los síntomas como tos, estornudos, secreción nasal, secreción ocular, ardor en la nariz, ardor en los ojos, falta de pelo, infecciones cutáneas, vómitos y diarreas.

La Cistitis como ocurre en las personas, así es en los gatos, el sistema urinario es más problemático a medida que el gato envejece y se forman minerales que obstruyen el conducto urinario, lo que genera dolor al orinar, mucha sed, ausencia total de micción, lamido de la zona urinaria, vómitos u orinar en otro sitio que no sea la caja de arena. Estos síntomas se pueden presentar con la edad de los gatos, conforme pasan los años hay que llevarlos más seguidos al veterinario para chequeos generales.

La leucemia felina se trata de un tipo de cáncer que se transmite por contacto de los fluidos corporales, ya sea saliva, sangre u orina. Suele afectar más a gatos pequeños y jóvenes y puede producir incluso la muerte. Los síntomas de esta enfermedad son la falta de apetito, la somnolencia, la anemia, la aparición de tumores o la debilidad, esta enfermedad se previene vacunando a tu gatito, y llevándolo al veterinario los primeros meses de vida para que tenga la protección necesaria

La conjuntivitis es uno de los problemas más frecuentes en los gatos que se puede dar a cualquier edad, se trata de la inflamación de la mucosa del ojo. El gato puede llegar a perder la vista si no se diagnostica y se trata a tiempo. Se puede dar por infecciones oculares, por alergias, por enfermedades diversas, por la suciedad del medio ambiente, por traumatismos o por problemas genéticos.