No cortemos las orejas de nuestros perros
Se nos ha dicho en ocasiones que algunas razas por estética o tradición se les debe de cortar el rabo y hasta las orejas, se supone que esto es algo que debe hacerse, sin embargo, hoy en día queda a criterio de los dueños, pero han creado muchas campañas para terminar con esta costumbre que solo les provoca dolor y se ve como una injusticia a los derechos de los animales.
La cola se compone de vertebras llamadas caudales acompañadas de otros tejidos y es un elemento importante para mantener el equilibrio del perro, también les sirve como guía para girar, correr y hacer cualquier movimiento. Un perro no sólo se comunica a través de su ladrido, sino que envía mensajes a otros perros a nivel físico y por medio de los olores. La posición de las orejas y el movimiento de la cola emite información importante para interactuar con otros animales.
En muchos países están prohibidas las mutilaciones cuya única finalidad es la estética, lo que incluye cortar las orejas y el rabo a los perros, La cola y las orejas son parte fundamental del lenguaje canino, por ello, cortarlas puede perjudicar gravemente la socialización y la relación de un perro con otros animales, pudiendo provocar malas interpretaciones que deriven en agresividad.
Como cualquier intervención quirúrgica en la que se utilice anestesia, existen ciertos riesgos asociados a la misma, que pueden incluso traducirse en la muerte del animal. Aunque esto es infrecuente, no es en absoluto imposible que se produzca, con lo que no parece muy positivo llevar a cabo estas operaciones cuando la única finalidad es la estética.
Al ser una herida abierta, se pueden presentar infecciones las cuales, si se complican, podrían provocar una infección y fallecer, derivado de este tipo de cirugías, hay quienes comprometen otro tipo de partes del cuerpo de los animales.
El corte de la cola y las orejas se debería practicar durante los primeros cinco días de nacidos, debido a que los tejidos y nervios son menos susceptibles, pero aun así el dolor existe. Los veterinarios aplican anestesia local, pero se tiene conocimiento de que los criadores no la utilizan, y someten a los cachorros un dolor y un trauma innecesarios. Este procedimiento se caracteriza por un sangrado abundante.