Una de las principales características es que la tortuga deja de comer, se ve decaída o incluso puede permanecer mucho tiempo dentro de su caparazón.

 

Estos síntomas que preocupan a los dueños no son más que señales de que la tortuga está respondiendo a bajas de temperatura en su exhibidor. Se trata de un estado muy nocivo para ellas ya que son especies que no deben hibernar. Debemos subir la temperatura del agua de su exhibidor para que recupere su metabolismo.

 

Es recomendable proporcionar una dieta saludable y hoy en día existen diferentes tipos de pellets para ellas de muy buena calidad.

 

Durante el invierno es aconsejable mantener el acuario calefaccionado o en un lugar en donde la temperatura no descienda demasiado, ya que si esto llega a ocurrir la tortuga pasará frío y por lo tanto gastará más reservas de comida.