Es una enfermedad bacteriana que se transmite principalmente en forma venérea (también, por secreciones del animal), que tiene graves consecuencias para los perros y criaderos, puesto que puede provocar infertilidad tanto en machos como en hembras, abortos y muerte neonatal.

 

Su diagnóstico es difícil, ya que requiere exámenes de sangre, los que se toman el día 1 y 21. Si ambos resultados son negativos (existe un altísimo porcentaje de que así lo sea, cercano al 90%, la confirmación definitiva se realiza mediante una última muestra al sexto mes después de la primera determinación.

 

 

Es muy importante que, al momento de cruzarse, ambos perros tengan ya realizados a lo menos las 2 primeras muestras.

 

Pongo especial énfasis en la importancia de destacar esta enfermedad, ya que es potencialmente zoonótica, es decir, transmisible al ser humano. Si bien se sabe que no es fácil la infección por parte de los humanos, igualmente debemos preocuparnos, puesto que se describe como posible causante de cuadros febriles y complicaciones reproductivas como abortos.